Decálogo de la casa sana y ecológica



1. Es importante un correcto emplazamiento de la vivienda.
 Se deben evitar complejos industriales de gran contaminación atmosférica, espacios ruidosos y lugares cercanos a grandes líneas de alta tensión, 
o cuyo subsuelo está recorrido por corrientes de agua subterránea o fallas geológicas. Antes de construir una casa, resulta decisivo el estudio 
geobiológico del terreno.

 



2. La vegetación abundante, tanto en el exterior como en el interior de la vivienda, permite disminuir los efectos de la contaminación atmosférica y los ruidos y ayuda al confort térmico y climático y la correcta humedad relativa ambiental. La NASA ha realizado estudios que han demostrado el efecto descontaminante de las plantas en el interior de los edificios: en pocas 
horas pueden eliminar más de un 80% de sustancias tan tóxicas como el benceno o el tricloro
etileno.

 


3. El diseño bioclimático de la casa y su correcta orientación solar es también importante 
para regular correctamente los cambios climáticos y de temperatura, manteniendo un perfecto
confort térmico y ambiental sin necesidad de gastos energéticos adicionales. Por otra parte,
hay que prestar especial atención a la renovación del aire y la respiración del edificio por
todos sus poros (paredes y techos) y evitar los aislantes de poro cerrado y las pinturas 
plastificantes.

4. Los materiales de construcción deberán ser lo más naturales y ecológicos posible, 

evitando aquellos tóxicos, radiactivos y otros componentes que generen gases o 
electricidad estática (como sucede con los plásticos, las superficies lacadas y las
fibras sintéticas). Los ladrillos cerámicos, la piedra, la madera, las fibras vegetales, 
el adobe de tierra, serán preferibles al hormigón armado con mucho hierro, al aluminio, 
al PVC o al exceso de cemento y aditivos químicos sintéticos.

5. Las pinturas deberán ser naturales o, al menos, no tóxicas o con supuestos efectos

alérgicos. Entre la amplia gama de pinturas ecológicas que existen en el mercado, las más aconsejables son las pinturas al silicato, ya que son totalmente minerales, resisten el fuego y la contaminación, se pueden lavar, no resultan tóxicas, permiten respirar a las paredes y duran mucho.

6. Para el mobiliario y la decoración interior preferiremos la madera y las fibras naturales. La primera se puede tratar con aceites y barnices ecológicos, con cera y con esencias aromáticas. Debemos evitar los muebles y maderas aglomeradas con formaldehído y colas tóxicas, así como tratamientos de protección de la madera que contengan lindane o pentaclorofenol, altamente tóxicos.

7. La correcta ventilación —que se debe realizar también durante los meses de invierno— nos permitirá evitar problemas de acumulación de tóxicos en la vivienda que, como el temido gas radón, en zonas graníticas pueden causar cáncer de pulmón cuando su grado de concentración es muy alto.

8. Evitar líneas eléctricas y transformadores cercanos a la vivienda nos protegerá de la contaminación eléctrica, que también se produce con el uso indiscriminado de aparatos eléctricos y electrodomésticos cercanos a los lugares de reposo. Si duerme mal, padece insomnio o nerviosismo, pruebe a desconectar el radio despertador, lámparas y demás instalaciones eléctricas cercanas a la cabecera de su cama. En casas antiguas o con una instalación eléctrica deficiente, es recomendable separar la cabecera de la cama unos 50 o 60 centímetros de la pared, si se desea descansar bien y eludir la acción de los campos eléctricos.

9. La orientación de las cabeceras de las camas hacia el Norte magnético es básica, si queremos dormir relajados, mientras que si lo que deseamos es "recuperar fuerzas" conviene orientarlas hacia el Este. Es importante que la cama no esté situada sobre corrientes subterráneas de agua, fallas geológicas o líneas magnéticas, que provocarán —a corto o largo plazo— serios trastornos de salud por exceso de radiación acumulada.

10. El ahorro energético, el uso de energías renovables y el reciclaje son premisas indispensables en una casa ecológica y sana, tanto para sus moradores como para el entorno. El medio ambiente merece un serio respeto y una actitud responsable y cada uno debe aportar su pequeño granito de arena. Se trata de procurar tanto nuestra propia salud como la del planeta, que es, en definitiva, la casa común.